domingo, 21 de marzo de 2010

Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial


Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, -día que precede a la Semana de Solidaridad con los Pueblos que Luchan contra el Racismo-, como Consejero de Empleo y Políticas Migratorias, qué menos que sumarme a este encuentro y hacer pública una reflexión.

Cincuenta años nos separan de la masacre de 1960, cuando la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra las leyes de pases del apartheid que se realizaba en Sharpeville, Sudáfrica.

Cincuenta años en los que, a pesar de haber logrado avanzar contra la discriminación y con las formas más explicitas y agresivas de racismo -masivamente rechazadas-, hemos sido testigos de la aparición de nuevas expresiones negativas sobre la población inmigrante. Expresiones malintencionadas que, además de atentar contra los derechos fundamentales del ser humano, suponen un paso hacia atrás, un traspiés para los principios que rigen la democracia.

El Estatuto de Atonomía de Andalucía representa nuestro compromiso con el respeto, la educación y la promoción de valores tales como la tolerancia, la libertad y la solidaridad. Desde este rincón del ciberespacio, me uno a la condena de cualquier forma de discriminación, racismo o xenofobia, y animo a los andaluces y andaluzas a que sigan, como hasta ahora, expresando su rechazo a cualquier forma de trato degradante o injusto.

Con motivo de esta conmemoración, resaltar nuestros valores, valores fruto de nuestra historia -efecto del enriquecedor enjambre de culturas, civilizaciones, lenguas, razas, colores, tradiciones, ... que acogió esta tierra-: TOLERANCIA, RESPETO y DIVERSIDAD. Valores a los que apelo hoy, mañana y siempre.

1 comentario:

  1. Dicen del Consejero que es un poquito supersticioso.

    Eso me impide arrancar este comentario con la archi-conocida sevilla ("algo se muere en el alma..."), que es lo que me pide el cuerpo.

    Y me lo pide cuando, a pesar de no ser persona cercana al Consejero, veo el efecto que ha producido su cese a mi alrededor.

    Auténtica tristeza, tristeza por una despedida forzada que, a pesar de haberse intuido de cerca en los últimos tiempos, no nos apetecía (esa es la pura verdad), encarar.

    Hoy, cuando veo a un compañero, cual niño pequeño, que no puede contener las lágrimas, lágrimas de pena, lágrimas de rabia contenida, auténtica pena, pena de la de verdad, no puedo sino reforzar el pensamiento, la idea, ahora certeza, de que hoy nos toca despedir a un buen jefe, a un buen trabajador, a una persona entregada a su causa, al empleo, ... en definitiva, a una buena persona.

    Mucha suerte, jefe, allá donde te lleve el futuro!!

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